En la conversación que tuvimos con Andreína Pavone, aprendimos que la aversión que nuestro hijos tienen con ciertos alimentos puede convertirse en un trastorno de alimentación pediátrico o simplemente una aversión táctil, olfativa o de sabor.
También puede surgir otra distorsión en la alimentación de nuestros niños que pueden convertirse en lo que se denomina “buscadores, es decir niños que buscan mucho el alimento no tan saludable con un exceso de carbohidratos.
Según Andreína Pavone, la aversión al alimento puede ser:
- Visual: no me gusta el color, la forma, no me gusta verlo en el plato, no me gusta no saber que lo compraron en el supermercado.
- Olfativa: el niño ya sabe que están cocinando el brócoli por el olor
- Táctil: ocurre cuando el niño rechaza el alimento cuando percibe la textura porque es áspero o carrasposo.
Esto conduce a que el niño ni siquiera pueda tocarlo con sus labios, o peor aún que lo mastique, lo que hace que lo rechace y hasta escupa.
Este tipo de situaciones deben hacer que los padres de los niños busquen ayuda porque puede comenzar a afectar su nutrición.